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The Brahms Project Repertoire

Programa 1

I

  • Cuarteto de Brahms nº3 Op.60

II

  • Cuarteto de Brahms nº1 Op.25
 
 
 Programa 2

I

  • Cuarteto de Brahms nº2 Op.26

II

  • Cuarteto de Brahms nº3 Op.60
Programa 3

I

  • Cuarteto de Brahms nº3 Op.60

II

  • Cuarteto de Schumann Op.47
Programa 4

I

  • Cuarteto de Dvorak Op.87

II

  • Cuarteto de Brahms nº1 Op.25
 

The Brahms Project

The complete piano quartets
  • Piano quartet n. 1 Op.25 G minor
  • Piano quartet n.2 Op.26
  • Piano quartet n.3 Op.60 C minor

El primer Cuarteto con piano, op.25 en sol menor, fue estrenando en Hamburgo en 1861 por la pianista Clara Schumann, que poseía el manuscrito. El mismo Brahms lo tocó por primera vez en Viena con miembros del Hellmesberger Quartet. Su movimiento final, el “Rondó a la zíngara”, es una de las páginas más célebres de la música clásica.

El segundo Cuarteto con piano, op. 26 en la mayor, fue estrenado por Brahms en noviembre del 1863, y es una de las obras más extensas para esta formación, con una duración de unos cincuenta minutos. Los rastros de Schubert y de Schumann, dos grandes referentes en la música de Brahms, aparecen en algunos momentos de esta obra magna.

El tercer Cuarteto con piano, op. 60 en do menor, fue compuesto en 1875 y es conocido como el cuarteto “Werther”, quizás porque es la figura literaria que inspiró la esencia del romanticismo alemán y porque es la que mejor representa el estado de ánimo de Brahms, que en esta obra parece expresar el amor imposible que sentía por Clara Schumann.

 

The Brahms Project Press

 

«Espectador Inquieto» de Catalunya Música

«Después de una hora y media donde el público terminó de pie, aplaudiendo y ovacionando, terminó el concierto con un gasto de adrenalina una fiesta de bandera con la sala Oriol Martorell del Auditori llena a topes.»

«El Brahms Project ofreció un concierto con momentos exquisitos y conjunción óptima. Colomé, Riquelme, Apellániz y Bagaria tienen personalidades muy marcadas con madera de solistas; si tocando sólo llenan el escenario, en conjunción demostraron una gran sobriedad y mucha precisión técnica. «

«Sería una maravilla si el» Brahms Project «tiene continuidad, ya que estaríamos hablando de un grupo equiparable al Cuarteto Casals.»

Xavier Chavarría


DESTILANDO BRAHMS

Zaragoza. 15-I-17. Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza. Sociedad Filarmónica.

La Sociedad Filarmónica de Zaragoza demostró una vez más con este concierto ser el marco de referencia imprescindible para la música de cámara en la capital aragonesa. Donde en décadas pretéritas actuaron los De Larrocha, Zabaleta, Ayo o Yepes hoy están, por ejemplo, los Bagaría,

Riquelme (viola de la Filarmónica de Berlín), Colomé o Apellániz que forman el conjunto que actuó en este concierto. Brahms Project, que llegaba a Zaragoza tras cosechar importantes éxitos en Barcelona y Galicia, nace del encuentro de cuatro de los mejores músicos españoles de su generación con importantísimas carreras tanto en el campo docente como en los escenarios pese a que solo uno de ellos acaba de cumplir los 40 años y no parece casual que los cuartetos con piano de Brahms estén en el nacimiento de este grupo ya que son auténticas joyas de la música de cámara de todos los tiempos.

El concierto comenzaba con el Cuarteto con piano no 2 op. 26 y enseguida vimos las cartas con las que los músicos iban a jugar. La brillante técnica de los 4 intérpretes era puesta, con toda la modestia del mundo, al servicio de un cuidado trabajo común en el que todos se escuchan sin necesidad de mirarse demasiado y que al final conduce a una interpretación donde la claridad y el respeto por la forma derivan, sin saber cómo, en la emoción; como comentábamos el domingo tras el concierto con el estupendo clarinetista Francisco Antonio García, Brahms es así, todo en él está ordenado, es profundamente formal pero, sin esperarlo, te va llevando hasta un punto en que la emoción te embarga y notas cómo la música reina en estado puro. Los cuatro intérpretes destilaron a la perfección ese concepto algo más formal en el Cuarteto número 2 y algo más libre en el 3 que ocupó la segunda parte; así la música de Brahms sonó, no solo a la perfección, sino llevándonos a todos los presentes a sentir la profundidad sencilla de su música, limpia, formal, pero que siempre nos engancha. Los cuatro intérpretes tuvieron un rotundo éxito en Zaragoza que confirma que estamos ante uno de los proyectos camerísticos más destacados surgidos en España en esta década. En resumen un lujazo de tarde de música de cámara por el que solo cabe dar las gracias tanto a sus intérpretes como a sus organizadores.

Heraldo de Aragón. Juan Carlos Galtier

 

Brahms en común. TEMPORADA DE CÁMARA.
L’Auditori de Barcelona. 12 DE OCTUBRE DE 2016.

La Temporada de Cámara del Auditori de Barcelona arrancó de la mejor manera: con la Sala 2 Oriol Martorell llena a rebosar de un público que acabó de pie para agradecer y celebrar la entrega del cuarteto y su interpretación. Los responsables de este hecho en el escenario fueron cuatro músicos surgidos de España (Sabadell, Murcia, Irún y Barcelona), los cuales, ya con sólidas carreras internacionales como solistas, músicos de cámara y orquesta, se han unido para registrar e interpretar los Cuartetos con piano de Johannes Brahms. La grabación verá la luz pronto ofrecido por el sello Eudora, mientras que las interpretaciones, que se iniciaban con el concierto en L’Auditori, los llevarán también a otras ciudades españolas: Valencia, Zaragoza y A Coruña.

La experiencia de unir solistas destacados para formar supergrupos no está exenta de riesgos. Lo pudimos comprobar este verano en el Festival de Torroella de Montgrí, donde el dúo de estrellas Mullova-Labèque dejó una impresión de conjunto más bien pobre. La música de cámara consiste en mucho más que hacer coincidir en tiempo y espacio buenas interpretaciones individuales de la misma obra. Es necesario, por encima de todo, una visión de conjunto de esta obra y una manera común de entenderla y expresarla. A partir de aquí, cada intérprete deberá aportar su sensibilidad y sus matices.

Una de las claves del éxito del concierto del Brahms Piano Quartet fue, precisamente, que los miembros supieron encontrar y mostrar en todo momento una mirada común hacia una música que, por la complejidad formal y textural, exige boyas a fin de no perdernos en su inmensidad. La interpretación del cuarteto se fundamentó en una lectura reposada, a ratos incluso clásica, de las piezas de Brahms, con una contención expresiva sobre todo por el extremo superior, que consistía en dar intensidad a partir del aumento del volumen y la intensificación del timbre, pero manteniéndola siempre bien ligada con un pulso estricto. Una medida de seguridad para no perder el vínculo emocional entre los músicos y de éstos con el público que, si bien en un inicio podía hacernos de menos algo más, una vez entendida como propuesta interpretativa nos dejaba mirar más allá y percibir los matices: líneas bien trazadas y siempre inteligibles y un fraseo de conjunto muy bien estructurado y enriquecido por la visión particular de cada músico (fantástico el «Andante» del Cuarteto núm. 3). Si el extremo superior de la intensidad puede ser un campo aún por explorar, el cuarteto se adentró profundamente en el extremo inferior, donde puso en juego un rubato sutil con el que tensaba y relajaba su discurso, y así dotaba la música de Brahms de la intensidad emocional necesaria.

El Brahms Piano Quartet nos ofreció una velada de cámara redonda en la que nos invitó a vivir la música de Brahms a través de un sentir y de un andar comunes.

Revista musical Catalana. 17 octubre, 2016 Miquel Gené