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Ainhoa Garmendia Press

Classique ne veut pas dire facile Sylvain Angonin

Dans le rôle exigeant de Violetta, Ainhoa Garmendia remporte un succès bien mérité. Sa voix maitrisée au timbre moelleux s’accorde parfaitement au volume de la salle. Grâce à une technique certaine, la chanteuse exprime avec conviction les diverses émotions qui traversent le personnage. L’acte I permet d’apprécier toute l’agilité requise ainsi que les notes aiguës, dont le mi bémol final projeté avec éclat. Cette performance vocale s’accompagnent d’un jeu scénique crédible qui aurait gagné à être plus subtil. Notons cependant cette dernière image bouleversante où Violetta plonge dans les bras d’Alfredo avant de se courber en arrière, frappée par la mort. 

Una fiesta de la ópera –  La Traviata (Violetta)

Violetta Valery “la Traviata” (la extraviada), uno de los roles más completos y difíciles de todo el género, que fue interpretado magistralmente por la soprano guipuzcoana Ainhoa Garmendia, que debutaba el papel en esta gira. Se le vio nerviosa en los primeros momentos de la fiesta inicial, pero cuando se afianzó dio una verdadera lección de canto e interpretación, superando con brillantez su tremenda aria “E strano, sempre libera” y volando a altísimo nivel en los dos últimos actos. Ha sido un lujo tenerla en esta función y espero volver a verla en grandes escenarios.

Quiosco y Más – La Rioja – Eduardo Aísa – Teatro Bretón de Logroño 27.11.2013

Toneladas de sentimiento – La Traviata (Violetta)

La “prima donna” que encarna a Violetta en la traviata jamás debe desaprovechar el lucimiento que le brinda Verdi al final del primer acto. La soprano Ainhoa Garmendia lo sabe bien y tanto su recitativo “follie follie” como  la cabaletta “sempre libera” fue un paseo triunfal por encima de todas las dificultades de la partitura coronadas al final con un sobreagudo estratosférico, un mib, no escrito por Verdi que la cantante española dio con bastante naturalidad. Todo ello con un marcado sentido estético. Resultado, el público subyugado, rendido a sus pies al caer el primer telón en medio de una sonora ovación. Pero no quedó ahí. En la función del lunes, la temperatura interpretativa fue subiendo grados en un teatro principal casi lleno de espectro cada vez más amplio ávido por disfrutar de esta  fastuosa fiesta de color, luz y sonido , que es la ópera.

Garmendia de timbre cálido y buen equilibrio entre registros, exhibió un volumen regulado a la perfección.

Tras una excelente actuación en el segundo acto, cantó con tremendo sentimiento hasta la trágica escena final en la que logró hacer aflorar las lágrimas de algunos sectores de la audiencia. La soprano se ajustó adecuadamente a la difícil disciplina verdiana, en acento, flexibilidad y longitud de la frase.

Heraldo de Aragón – Luis Alfonso Bes – Teatro Principal de Zaragoza  15.11.2013